El cónclave es la reunión privada de todos los cardenales en la Santa Sede, a los fines de elegir un nuevo pontífice.
Tras la muerte del papa Francisco, el Colegio Cardenalicio iniciará el cónclave el próximo 7 de mayo, y para su celebración, el Vaticano ha tomado una serie de precauciones para cerrar cualquier vía de filtración de informaciones previo a la elección del sucesor de Jorge Mario Bergoglio.
A lo largo de su historia el cónclave se ha ejecutado sobre la base del secreto absoluto. La reunión a puertas cerradas garantizaba ese hermetismo necesario, sin embargo, con los avances tecnológicos de esta época, dicha medida no resulta suficiente.
Esta es la razón por la que la Santa Sede ha “blindado” la Capilla Sixtina, (lugar donde se realiza el encuentro), a los fines de proteger los procedimientos y deliberaciones de los cardenales.
Para lograr el aislamiento completo, a través de instrumentos modernos, el Vaticano ha implementado medidas sin precedentes, según detalló Corriere Della Sera, técnicos especializados trabajaron arduamente para proteger la capilla de violaciones tecnológicas.
Se han colocado bloqueadores de frecuencia (Jammer), que impiden cualquier aparato con tecnología Bluetooth, WiFi o red móvil pueda emitir o recibir señales dentro del recinto.
Películas protectoras anti-drone y anti-láser espía en los ventanales de la Capilla Sixtina, para bloquear posibles intentos de captar imágenes o sonidos desde el exterior.
El lugar fue revisado por expertos, para descartar la presencia de dispositivos de escucha ocultos.
Antes de ingresar a la capilla, cada cardenal deberá entregar los celulares, laptops, relojes inteligentes, iPads y cualquier otro dispositivo con capacidad de conexión.
Además, el sistema informático usado para coordinar servicios internos estará completamente desconectado de Internet y los servidores fueron reubicados en zonas seguras como la Biblioteca Apostólica Vaticana.
Fue habilitada una red de radio encriptada con cifrado militar para responder ante cualquier operación de emergencia o evento de alto riesgo.
La idea del Vaticano es que la única comunicación posible será verbal y presencial, sin riesgos de filtraciones.
Tomado de Agencias
