Investigadores de las universidades de Tufts y Harvard en Estados Unidos han logrado la creación de robots biológicos miniatura, denominados “anthrobots”, construidos a partir de células humanas extraídas de la tráquea. De manera sorprendente, cuentan con la capacidad de autoensamblarse y tiene la capacidad de estimular el crecimiento neuronal e incluso reparar tejido dañado.
Estos “anthrobots”, en comparación a los “xenobots” creados en 2020 a partir de células embrionarias de rana, no solo muestran habilidades más avanzadas, sino que en ningún momento fue necesario modificar el ADN de las células adultas humanas empleadas en su creación.
Al margen, la Universidad de Tufts destaca que la capacidad de utilizar células humanas elimina el riesgo de desencadenar respuestas inmunes y la necesidad de inmunosupresores.
Una vez que se tiene la célula derivada de la tráquea, los científicos notaron que estas células, estimuladas por condiciones de crecimiento específicas, comienzan a moverse gracias a su estructura recubierta por diminutos pelos, llamados cilios. De esta forma los “anthrobots” se autoensamblan en la placa de laboratorio sin la necesidad de otras herramientas para darles forma.
El tamaño de los robots varía: el más pequeño no es más ancho que un cabello humano y el más grande tiene aproximadamente el tamaño de la punta de un lápiz, según cuentan en la publicación del pasado 21 de noviembre en la revista Advanced Science.
De igual forma, el equipo de científicos añade que estos robots biológicos tienen un tiempo de vida limitado de 45 a 60 días antes de descomponerse de manera natural, permitiendo que el cuerpo los reabsorba sin mayor complicación.
Avances prometedores
Actualmente los biobots ya han dado muestras de su capacidad para contribuir a la cicatrización eficaz del tejido neuronal vivo, lo cual plantea un impacto potencial más a fondo en el mecanismo de curación y estimulación del crecimiento neuronal sin alterar el ADN.
A partir de estos avances, los científicos apuntan a explorar otras aplicaciones como la reparación de daños en la médula espinal o nervios de la retina, así como el reconocimiento de bacterias o células cancerosas, e incluso el suministro de fármacos a tejidos específicos.
Los “anthrobots” no se reproducen, lo que garantiza que no evolucionen más allá de los límites existente. Sin embargo, representan un fascinante avance en la convergencia de la ciencia y la robótica con amplio potencial en el terreno medicinal.
Tomado de DW