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El alunizador Athena, listo para su segundo aterrizaje lunar

Tras convertirse el año pasado en la primera empresa privada en aterrizar en la Luna, Intuitive Machines tiene previsto realizar su segundo aterrizaje lunar el jueves, transportando cargas útiles de última generación para apoyar futuras misiones humanas.

La empresa, con sede en Houston, tiene como objetivo aterrizar no antes de las 12:32 pm ET (17:32 GMT) en Mons Mouton, una meseta cerca del polo sur lunar, más al sur de lo que ningún robot se ha aventurado hasta ahora.

La NASA e Intuitive Machines retransmitirán en directo el aterrizaje una hora antes de que Athena, el módulo de aterrizaje hexagonal de 4,8 metros (15,6 pies), aproximadamente la altura de una jirafa, comience a descender.

“Parece como si esta misión hubiera salido directamente de una de nuestras películas de ciencia ficción favoritas”, declaró Nicky Fox, administrador asociado de ciencia de la NASA.

El primer aterrizaje de Intuitive Machines en febrero de 2024 fue un logro inédito, pero terminó con el módulo de aterrizaje volcando sobre un costado, un resultado que la empresa está decidida a evitar esta vez.

La presión aumenta después de que Firefly Aerospace, su rival de Texas, aterrizara con éxito el domingo con su módulo de aterrizaje Blue Ghost, convirtiéndose en la segunda empresa privada en llegar a la Luna.

Ambas misiones forman parte del programa Commercial Lunar Payload Services (CLPS) de la NASA, dotado con 2.600 millones de dólares, que se asocia con la industria privada para reducir costos y apoyar Artemis, la iniciativa para devolver astronautas a la Luna y, con el tiempo, llegar a Marte.

Grace, clave en la exploración
Athena tiene como objetivo un terreno montañoso a unos 160 kilómetros del polo sur de la Luna, donde desplegará tres vehículos exploradores y un dron saltarín llamado Grace, en honor a la pionera de la informática Grace Hopper.

Uno de los objetivos más audaces de Grace es saltar a un cráter permanentemente a la sombra, un lugar donde nunca ha brillado la luz del sol, una primicia para la humanidad.

Mientras que el helicóptero Ingenuity de la NASA demostró que es posible volar en Marte, la falta de atmósfera de la Luna hace imposible el vuelo tradicional, lo que sitúa a los saltadores como Grace como una tecnología clave para la exploración futura.

MAPP, el mayor de los rovers de Athena y del tamaño aproximado de un beagle, ayudará a probar una red celular 4G de Nokia Bell Labs que enlazará el módulo de aterrizaje, la propia nave y Grace, una tecnología diseñada para integrarse algún día en los trajes espaciales de los astronautas.

Yaoki, un rover más compacto de la empresa japonesa Dymon, está diseñado para sobrevivir a caídas en cualquier orientación, lo que le confiere una gran adaptabilidad.

Por su parte, el diminuto rover AstroAnt, equipado con ruedas magnéticas, se aferrará al MAPP y utilizará sus sensores para medir las variaciones de temperatura del robot más grande.

A bordo de Athena también se encuentra PRIME-1, un instrumento de la NASA que lleva un taladro para buscar hielo y otras sustancias químicas bajo la superficie lunar, emparejado con un espectrómetro para analizar sus hallazgos.

Aterrizaje forzoso
Antes de iniciar cualquier experimento, Intuitive Machines debe aterrizar, un reto que se complica por la ausencia de atmósfera en la Luna, que impide el uso de paracaídas y obliga a las naves espaciales a depender de un empuje preciso y de la navegación por terrenos peligrosos.

Hasta la primera misión de Intuitive Machines, sólo las agencias espaciales nacionales habían logrado la hazaña, y el último aterrizaje de la NASA se remonta al Apolo 17 en 1972.

El primer módulo de aterrizaje de la empresa, Odysseus, llegó demasiado rápido, se enganchó un pie en la superficie y se volcó, interrumpiendo la misión cuando sus paneles solares no pudieron generar suficiente energía.

Esta vez, la empresa ha introducido mejoras críticas, como un mejor cableado para el altímetro láser, que proporciona lecturas de altitud y velocidad para garantizar un aterrizaje seguro.

Athena se lanzó el pasado miércoles a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX, que también transportaba la sonda Lunar Trailblazer de la NASA, pero no todo ha ido sobre ruedas. Los controladores en tierra luchan por restablecer el contacto con el pequeño satélite, diseñado para cartografiar la distribución del agua en la Luna.

Estas misiones llegan en un momento delicado para la NASA, en medio de especulaciones sobre la posibilidad de que la agencia reduzca o incluso cancele las misiones tripuladas a la Luna en favor de dar prioridad a Marte, un objetivo defendido por el presidente Donald Trump y su asesor Elon Musk.

Tomado de France 24

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