El asesinato del líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, supone un fuerte golpe para la organización extremista en un momento que reivindicaba volver a ser la líder de la yihad global. Ahora, su sucesión podría crear “verdaderos problemas” en el grupo dado que ya apenas quedan figuras tan respetadas como la del egipcio.
“En cuanto a la yihad global, Al Qaeda no es solo Ayman al Zawahiri, es un conjunto de grupos afiliados muy poderosos como Al Shabab en Somalia o la coalición yihadista Grupo de Apoyo del Islam y los Musulmanes, JNIM, por lo que eso no va a cambiar. Pero lo que sí va a cambiar (en la organización) es lo que pasará tras su sucesión”, indicó a Efe el analista en yihad y conflicto contemporáneo para International Crisis Group, Jerome Drevon.
Al Zawahiri, nacido en El Cairo en 1951 y médico de profesión, fue asesinado en Kabul en una operación estadounidense este fin de semana tras décadas escondiéndose, lo que abre ahora la puerta a algunos nombres para su sucesión, una cuestión que “puede crear verdaderos problemas”, señaló el experto.
¿Quién será el tercer líder?
El pasado 15 de julio, el Consejo de Seguridad de la ONU publicó un informe en el que subrayaba que “el contexto internacional es favorable a Al Qaeda, que pretende ser reconocido nuevamente como líder de la yihad global”, y nombró directamente a dos personas que podrían ser sus sucesores según la línea de antigüedad: el egipcio Seif al Adl o el marroquí Abdelrahman al Maghrebi, yerno de Al Zawahiri.
Sin embargo, el problema radica en que ambas figuras yihadistas han estado vinculadas a Irán, sobre todo Al Adl.
“Es difícil nombrar a alguien que debe ser consensuado, que debe ser aceptado por todos los grupos. Al Zawahiri era muy conocido por su credibilidad y red de contactos, y por sus décadas en la yihad… no era difícil que fuera aceptado cuando murió Osama bin Laden”, subrayó.
Pero ahora, Seif al Adl y Al Maghrebi no tienen la misma experiencia ni credibilidad, además de que “estas dos personas hayan estado en Irán crea problemas”, afirmó, y añadió que eso puede crear incluso “fricciones” en el seno de Al Qaeda.
Por otro lado, Sergio Altuna, investigador especializado en islamismo, aseveró a Efe que Al Adl y Al Maghrebi aparecen como los nombres “clásicos” en la línea de sucesión, pero la elección de cualquiera de ellos “tendría un impacto enorme y suscitaría un debate sobre qué han hecho durante todo este tiempo y qué consecuencias ha tenido su relación con el régimen de los ayatolá en su ideología”.
“Este componente chií sería complejo de gestionar por la organización”, apuntó.
Por ello, aseguró que es posible que se produzca “un primer cambio generacional” en la organización: “El debate existe en el seno de la militancia y eso llega cuando la base no conecta especialmente con estos militantes jóvenes que abrazan la ideología”.
Al Zawahiri, el líder con el cetro ideológico
Al Zawahiri dedicó prácticamente toda su vida a la lucha. Desde su adolescencia, su nombre estuvo asociado a los militantes islamistas: Con 15 años fue detenido acusado de pertenecer a los entonces proscritos Hermanos Musulmanes, y más tarde se unió al grupo terrorista Yihad Islámica, nacido en Egipto a finales de la década de 1960.
La primera acción terrorista que se le atribuye es haber participado en 1981 en el asesinato del presidente egipcio Anuar el Sadat (1970-1981) durante un desfile militar en El Cairo, por lo que pasó tres años en la cárcel.
Tras ser liberado, comenzó un periplo que lo llevó a Arabia Saudí y luego a Pakistán, donde se unió a Bin Laden, fundador de Al Qaeda.
Aunque desde que fue nombrado líder tras la muerte de Bin Laden, no se han vuelto a ver “esos atentados de la primera mitad del siglo” debido, entre otros motivos, “a las dificultades comunicativas operativas existentes en el seno de la cúpula, algo que no se ha conseguido solucionar”, según Altuna.
Pero lo que sí consiguió Al Zawahiri es ser un “pionero de la yihad global” y una figura respetada entre los simpatizantes de la ideología salafista y yihadista, pese a sus escasas dotes comunicativas en el plano mediático.
Asimismo, Al Zawahiri supo “capear el temporal” cuando accedió al liderazgo dado que se producen las dos escisiones más grandes de la historia del movimiento yihadista global: primero el Estado islámico de Iraq, convertido luego en el Estado Islámico, al que se enfrenta actualmente en algunos territorios, así como el Frente de la Conquista del Levante (antiguo Frente al Nusra y exfilial de Al Qaeda), presente en el noroeste de Siria.
El extremista egipcio “supo mantener el cetro ideológico de la yihad global y ha conseguido que las franquicias de Al Qaeda permaneciesen fieles a la marca original, incluso durante un periodo de apogeo y de mucho atractivo por parte del Estado Islámico”, concluyó el experto.