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China se mantiene optimista para crecer un 5% este año, pese a las amenazas comerciales de Trump

China espera un crecimiento de su PIB similar al de 2024 mientras el Gobierno se compromete a fortalecer el consumo interno y aumentar el gasto en defensa; sin embargo, economistas advierten sobre dificultades para alcanzar esta meta económica con Donald Trump al frente de Estados Unidos y el desarrollo de su agenda arancelaria.

El Gobierno chino ha ratificado su objetivo de crecimiento económico para 2025, a pesar de la creciente incertidumbre global y la amenaza inminente de una guerra comercial con Estados Unidos.

“Un entorno externo cada vez más complejo y severo puede ejercer un mayor impacto en China en áreas como el comercio, la ciencia y la tecnología. A nivel interno, la base para la recuperación económica y el crecimiento sostenidos de China no es lo suficientemente sólida. La demanda efectiva es débil y el consumo, en particular, es lento”, dice el informe de 32 páginas, en el que no se establece un número fijo, y en cambio pone la meta estimada como “alrededor del 5%”.

De lograrse, el alza en el PIB de este año sería exactamente igual que el de 2024, año en el que analistas dudaban que el país alcanzara a su objetivo por la débil demanda interna y externa de productos.

Para 2025 el Fondo Monetario Internacional prevé un crecimiento del 4,6% para China y analistas económicos encuestados por la agencia AP son un poco más optimistas, hasta el 4,8%.

El anuncio fue realizado en la sesión de apertura de la Asamblea Popular Nacional, donde el primer ministro Li Qiang destacó la necesidad de estimular la demanda interna y mitigar los efectos adversos de las crecientes restricciones comerciales impuestas por Washington.

China espera un crecimiento de su PIB similar al de 2024 mientras el Gobierno se compromete a fortalecer el consumo interno y aumentar el gasto en defensa; sin embargo, economistas advierten sobre dificultades para alcanzar esta meta económica con Donald Trump al frente de Estados Unidos y el desarrollo de su agenda arancelaria.

Desde este martes 4 de marzo recaen sobre China un 20% de impuestos a los productos que vende a Estados Unidos, una tarifa que recibió, según el presidente Donald Trump, por su participación en la ruta de la droga del fentanilo que llega a territorio estadounidense.

Pero además de este arancel, Beijing arrastra desde la administración del presidente Joe Biden, aranceles del 100% sobre los vehículos eléctricos, del 50% sobre los paneles solares y chips, y de un 25% sobre el acero y el aluminio. Porcentajes que fueron incrementados cuando entraron en vigor los nuevos impuestos establecidos por Trump el 4 de febrero.

Desafíos económicos y estrategia de Beijing
A pesar de la desaceleración del sector inmobiliario y la disminución del gasto de los consumidores, el Gobierno ha descartado medidas drásticas de estímulo y opta por una “política fiscal más proactiva”.

Entre sus planes, busca un aumento en el déficit presupuestario del 3% al 4% del PIB, así como la emisión de 180.000 millones de dólares en bonos a “ultra largo plazo” para financiar iniciativas de reactivación económica.

Otra de las grandes ambiciones es el incremento del 7,2% en el gasto militar para llegar a los 245.000 millones de dólares para este rubro, que de lograrse, se consolidaría como el segundo mayor presupuesto de defensa del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y que refleja las prioridades estratégicas de China en un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y de competencia tecnológica con sus pares de la región.

En el evento también se dio a conocer el objetivo de inflación del 2% para este año, un dato menor al 3% que se trazaron en 2024 y que no lograron por las constantes presiones hacia el lado deflacionario.

Tomado de AP

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