El Sambódromo de Rio de Janeiro estalló en una ruidosa celebración el domingo (02.03.2025) cuando se anunció, en medio de los primeros desfiles, que Brasil obtuvo su histórico primer Oscar por la película “Aún estoy aquí” (I’m still here), que narra la historia de una familia bajo la última dictadura brasileña (1964-1985).
“¡El Óscar es nuestro!”, exclamaron por los altavoces, una noticia que fue recibida con gritos y abrazos por las 70.000 personas que abarrotaron la mítica pasarela carioca, símbolo del Carnaval más famoso del mundo.
Una pantalla se hizo eco de la buena nueva y en las gradas se encendieron bengalas de colores.
Las dos Fernandas
La expectativa por la posibilidad de lograr la estatuilla dorada había ido creciendo en las últimas semanas, y la coincidencia de la gala de Hollywood con los festejos carnavalescos redobló el entusiasmo de los brasileños, que decidieron celebrar todo junto
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“Aun estoy aquí” (“Ainda estou aqui”) obtuvo el Óscar a la mejor película internacional, un hito que su director Walter Salles dedicó a la protagonista, Fernanda Torres, y su madre, la legendaria actriz Fernanda Montenegro.
La cinta recrea la desaparición del exdiputado Rubens Paiva en 1971 y la resistencia de su viuda Eunice durante la dictadura militar.
La producción competía también a los galardones de mejor película y mejor actriz para Fernanda Torres, ya premiada con el Globo de Oro por este papel.
Lula celebra “orgullo de ser brasileños”
“Hoy es el día para sentirse aún más orgulloso de ser brasileño. Orgullo de nuestro cine, de nuestros artistas y, sobre todo, orgullo de nuestra democracia”, celebró en X el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, tras el anunció del premio en Los Ángeles.
Las nominaciones estuvieron omnipresentes en las conversaciones y en las calles, con vallas y afiches aupando a Torres y juerguistas disfrazados de ella en los “blocos”, masivas comparsas de Carnaval, algunos dedicados por completo a Torres.
En medio de las mareas humanas, muchos sacudían estatuillas doradas de plástico, uno de los adornos más ofrecidos por vendedores ambulantes junto a faldillas de tul, orejitas de conejo y purpurina.
El fenómeno se repitió en ciudades como Recife, Belo Horizonte y Sao Paulo. En el popular carnaval de Olinda (noreste), una muñeca gigante que representaba a la actriz se paseaba entre la multitud alzando el Globo de Oro.
Tomado de DW