Se acabó la Generación de Oro de Bélgica. El combinado que dirige Bob Martínez termina su singladura en este Mundial sin haber sido capaz de superar la fase de grupos. Los Diablos no pasaron de angelitos venidos a menos y no fueron capaces de superar a una Croacia a la que le sobra oficio.
Y no será por falta de ocasiones. Los belgas las tuvieron, durante todo el partido, pero no fueron capaces de aprovecharlas. Croacia, en cambio, no llegó con tanta asiduidad a la portería de Courtois… ni falta que le hizo.
Martínez sorprendió con un once inicial en el que no estaba ninguno de los hermanos Hazard ni Romelu Lukaku. Sus ausencias se pudieron notar en ese último remate que marca la diferencia, pero no en la generación de juego. De Bruyne y Trossard hicieron un buen trabajo en ese sentido, pero falló el último toque.
Y, ojo, que Bélgica se mantuvo con opciones hasta el final gracias al VAR. La tecnología evitó que Carrasco cometiera su segundo penalti de este Mundial. Una acción tonta de la que se salvó por un fuera de juego que sólo un ordenador podría ver. Estamos hablando de centímetros del hombro de un jugador. Lo del videoarbitraje se nos ha ido de las manos.
En el descanso, el técnico español recurrió a Romelu Lukaku para intentar encontrar esa claridad en los últimos metros que le estaba faltando a los suyos. El delantero las tuvo, pero falló lo que nunca falla. En una se topó con el poste cuando el portero ya estaba vencido. En otra, aunque la jugada hubiera sido invalidada, mandó alto un remate a placer con la cabeza. Y para rematar, falló a puerta vacía en el 90′ por darle con la barriga. Una señal de que el dios del fútbol no estaba hoy con los belgas.
Así las cosas, los croatas pasan a octavos como segundos y serán los rivales de España en octavos si no sucede nada extraño y los de Luis Enrique terminan su grupo primeros.
Tomado de Marca