El ejército israelí se prepara el viernes, en medio de las críticas internacionales, para tomar el control de Ciudad de Gaza, la más importante del territorio palestino, con el objetivo de «vencer» a Hamás y asegurar la liberación de los rehenes.
Tras más de 22 meses de guerra, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, está bajo una enorme presión interna y externa para que ponga fin a su ofensiva en ese territorio palestino, donde más de dos millones de personas están al borde de una «hambruna generalizada», según la ONU.
De acuerdo al plan aprobado por el gabinete de seguridad del Estado hebreo, el ejército israelí «se prepara para tomar el control de Ciudad de Gaza», en el norte del enclave palestino, y también va a distribuir «ayuda humanitaria a la población civil fuera de las zonas de combate».
Además del desarme de Hamás y la devolución «de todos los rehenes, vivos y muertos», el plan busca desmilitarizar la Franja de Gaza y ponerla bajo control israelí antes de entregarla a «una administración civil alternativa que no sea ni Hamás ni la Autoridad Palestina», precisó el viernes la oficina de Netanyahu.
«No vamos a ocupar Gaza, vamos a liberar Gaza de Hamás», que dirige el territorio desde 2007, afirmó Netanyahu en X.
Desde Alemania, uno de los aliados más fieles de Israel, hasta la UE, pasando por España, Reino Unido y China, el anuncio de este plan suscitó una condena internacional. El Consejo de Seguridad de la ONU convocó una reunión de urgencia para el sábado.
Berlín anunció la suspensión de las exportaciones de equipamiento militar que pueda usarse en la Franja. Netanyahu llamó al jefe del gobierno alemán, Friedrich Merz, para expresarle su «decepción» ante estas medidas que, según él, «recompensan» a Hamás.
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió a Israel contra «una peligrosa escalada» que «corre el riesgo de profundizar las ya catastróficas consecuencias para millones de palestinos».
Hamás, que tiene aún 49 rehenes israelíes cautivos, de los cuales 27 estarían muertos, estimó que este plan equivale a «sacrificar» a estas personas. El movimiento islamista palestino denunció «un nuevo crimen de guerra» que «costará caro» a Israel.
En Gaza, donde la población vive a diario bajo las bombas, a merced de las órdenes de evacuación emitidas por el ejército israelí, los habitantes temen lo peor.