Una fuerza armada internacional programada para luchar contra las pandillas violentas en Haití este año enfrentará múltiples desafíos, incluidos cambios en las lealtades de las pandillas y una corrupción generalizada entre la policía, los políticos y la élite del país, advirtió el viernes un nuevo reporte.
La fuerza multinacional, que estará dirigida por Kenia, aún no se ha desplegado mientras espera un fallo judicial en el país del este de África. Si se le da luz verde, se espera que un pequeño equipo de kenianos llegue a Haití a principios de este año, con un total de hasta 5,000 personas participando eventualmente en la misión.
Burundi, Chad, Senegal, Jamaica y Belice también han prometido tropas para la misión multinacional.
“A la misión le esperan grandes desafíos una vez que esté en el terreno”, afirma el informe del International Crisis Group, con sede en Bélgica. “Las pandillas de Haití podrían aliarse para luchar juntas. Los combates en los destartalados barrios urbanos de Haití pondrán en riesgo a civiles inocentes. Los vínculos entre la policía corrupta y las pandillas podrían dificultar el mantenimiento del secreto operativo. Por todas estas razones, la preparación será de vital importancia”.
Unas 300 pandillas controlan aproximadamente el 80% de la capital, Puerto Príncipe, y sus tentáculos se extienden hacia el norte, hasta la región de Artibonite, considerada la canasta alimentaria de Haití.
El año pasado, se sospechaba que las pandillas mataron a casi 4,000 personas y secuestraron a otras 3,000, un aumento en comparación con años anteriores, según estadísticas de la ONU. Más de 200,000 personas también se han visto obligadas a huir de sus comunidades cuando las pandillas incendiaron casas, asesinaron y violaron en vecindarios controlados por rivales.
La Policía Nacional de Haití no es rival para ellos: menos de 10,000 agentes están de servicio en cualquier momento en un país de más de 11 millones de habitantes. Lo ideal sería que hubiera unos 25.000 oficiales activos, según la ONU.
“La policía está completamente superada en número y armas por las pandillas”, dijo Diego Da Rin, de International Crisis Group, quien pasó casi un mes en Haití a fines del año pasado investigando para el informe.
Dijo que las personas que entrevistó eran muy escépticas de que la fuerza fuera siquiera desplegada, dado que fue aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en octubre pasado, un año después de que el primer ministro haitiano, Ariel Henry, solicitara la movilización urgente de una fuerza armada internacional.
International Crisis Group también advirtió que las autoridades deben determinar qué pasará con los miembros de las pandillas mientras las fuerzas llevan a cabo su misión. Señaló que las cárceles están gravemente superpobladas y que el sistema judicial de Haití no podrá manejar miles de casos una vez que los presuntos delincuentes sean arrestados.
Da Rin dijo que entrevistó a un experto en seguridad haitiano que no quiso ser identificado por temor a represalias y a quien citó diciendo: “¿Dónde están las instalaciones penitenciarias para poner a miles de pandilleros? ¿Está sugiriendo la comunidad internacional que matemos a miles de muchachos? ¿Qué estructuras existen para reintegrar a estos jóvenes a la sociedad? Estoy consternado por lo que no se dice”.
International Crisis Group también entrevistó a personas no identificadas que, según dijo, estaban al tanto de las discusiones sobre el despliegue, quienes fueron citados diciendo que los líderes de las pandillas podrían unirse para enfrentar a las fuerzas armadas extranjeras y atacarlas si perciben que la misión es débil. Sin embargo, dijeron que los líderes de las pandillas estarían dispuestos a hablar sobre un posible desarme si parece que la misión podría dominarlos.
En agosto pasado, Jimmy Chérizier, un ex oficial de policía considerado el líder de pandillas más poderoso de Haití, dijo que lucharía contra cualquier fuerza armada extranjera si cometiera abusos.
La misión también enfrenta otros desafíos, según el informe.
Proteger a los civiles será complicado porque los pandilleros controlan los atestados barrios marginales de Puerto Príncipe y pueden mezclarse fácilmente, ya que no usan uniformes ni tienen símbolos distintivos. Además, la colusión entre las pandillas y la policía probablemente provocará la filtración de información que obstaculizaría las operaciones, según el informe.
Tomado de Agencias